20 Ene Testamentos escritos u ológrafos: un caso real
Recientemente hemos tenido la oportunidad de trabajar en un caso muy interesante que nos llegaba desde Europa del Este. Los dos Peritos de la Corte de allí, habían dictaminado en un caso de Testamento Escrito u Ológrafo, que la firma obrante en el Testamento se correspondía con la firma de la fallecida en un 70%, por lo que no podían considerar dicho Testamento como válido.
No era posible acceder a los documentos ORIGINALES ya que estaban depositados en el juzgado, por lo que solicitamos los mismos al interesado con mejor resolución.
Nuestro cliente, o mejor dicho su abogado tuvo que insistir para obtener los mismos, ya que se mostraban reacios a entregárselos, y una vez que nos fueron remitidos nos pusimos a trabajar en el caso.
No tuvimos que hacer *magia* ni utilizar herramientas de la NASA, para darnos cuenta con un simple Negatoscopio y un Microscopio binocular, que aquellos rasgos iniciales que los peritos en Estonia no vieron, estaban allí, aunque permanecían ligeramente ocultos por la propia configuración del documento, es decir había una línea punteada donde el signatario debía depositar su firma.
Tampoco habían tenido en cuenta la evolución-involución escritural de la fallecida, por lo que consideraron que el último documento firmado por esta 6 años antes de su óbito, era el documento de referencia para demostrar que el ductus de la misma variaba.
Por lo tanto, le solicitamos a nuestro cliente todos los documentos OFICIALES que tuviera en su haber de su familiar fallecido, e hicimos un estudio exhaustivo de sus firmas en los últimos 15 años.
Dejo en el aire la pregunta: ¿Cuantos casos habrán quedado sin resolver, en el fondo de un cajón, o de una estantería llena de polvo, por mala praxis y desconocimiento de los propios familiares en cuanto a cómo debían continuar?